Desde hace unos años, el despliegue mundial de fibra óptica ha avanzado de forma más rápida, consolidando redes robustas, que facilitan la comunicación, conexión y desarrollo digital a lo largo y ancho del planeta, especialmente por el uso decables submarinos interconectados.
El rol que juega esta tecnología es crucial, porque sin ellos no sería posible transmitir datos de manera eficiente y eficaz entre países. Además, hay que tener presente su gran capacidad, ya que llegan a superar el trabajo que realizan los satélites espaciales.
Actualmente, esta infraestructura de líneas de fibra óptica instaladas en el fondo del océano, cuenta de cerca de 510 cables que abarcan miles de kilómetros, según cifras de TeleGeography. Pero, ¿cómo funcionan? ¿Quién los instala? Vale la pena conocerlo con mayor detalle.
¿En qué consisten estos cables submarinos?
Para visualizarlos, hay que tener en cuenta cómo funciona la fibra óptica. Esta transmite datos a través de haces de luz y se conforma de filamentos de vidrio y material sintético de un grosor similar al de una hebra de cabello.
Entonces, cuando se habla del cableado submarino, se hace referencia a los cables que en su interior transporta una o varias de estas fibras, y se encuentran sumergidos o tendidos en el fondo del océano para conectar dos o más puntos de aterrizaje.
Tales puntos funcionan como una estación o centro de datos en tierra, que alberga importantes equipos de red que alimentan la infraestructura y permiten enrutar los datos hasta su destino final.
Estos cables tienen varios repetidores que aumentan la señal y su diámetro rara vez supera el de una manguera de jardín. Pero son muy resistentes, no solo por la naturaleza del material de los filamentos, sino porque son recubiertos con gel de silicona y varias capas aislantes de plástico, acero trenzado, cobre, aluminio y nailon o polietileno.
A medida que se acercan a la superficie o los puntos de aterrizaje, los cables son más gruesos y tienen mayor recubrimiento, pues aquí aparecen riesgos de daño asociados a actividades humanas, como la pesca y el anclaje de barcos.
Sin embargo, junto con el avance de la tecnología, la tendencia es a crear cables cada vez más pequeños, aunque de mayor resistencia y capacidad de transmisión de datos.
El Mapa de Cable Submarino Mundial de 2022 da cuenta de que hay 486 sistemas de cable y 1.306 puntos de aterrizaje activos o en construcción. Lo cual quiere decir que es mucho el trabajo que han desplegado entidades privadas y públicas para potenciar la conectividad a nivel global.
Gtd sabe cómo funciona la fibra óptica y es líder en infraestructura
Gtd es una compañía chilena de telecomunicaciones y soluciones tecnológicas con más de 42 años de experiencia en mercados latinoamericanos y europeos, con una amplia trayectoria y presencia en Latinoamérica y Europa.
Es propietaria de una robusta red de fibra óptica y, en diciembre del 2021, inauguró junto al Gobierno de Chile, el Cable Submarino de Fibra Óptica “Prat”, que conecta al país a través de doce ciudades: Arica, Iquique, Tocopilla, Cartagena, Constitución, Concepción, Antofagasta, Caldera, La Serena, Concón, Puerto Saavedra y Puerto Montt.
Este cable de fibra submarino representa uno de los proyectos de comunicaciones y conectividad más ambiciosos de los últimos 20 años, que potenciará la transformación digital y desarrollo económico en zonas históricamente aisladas.
¿Qué hace especial al Cable Submarino de Fibra Óptica “Prat”?
El Cable Prat cuenta con 3.500 kilómetros de fibra óptica submarina, representó una inversión de $100 millones de dólares y cuenta con tecnologías avanzadas que lo hacen único en la región.
Sin duda es el proyecto de telecomunicaciones y conectividad más importante del país que, según datos de la OCDE, ya era el más avanzado de Latinoamérica en el uso de fibra óptica.
Gtd está preparado para las labores de mantenimiento necesarias, con el objetivo de asegurar que este despliegue tecnológico permanezca en correcto funcionamiento a lo largo de las próximas décadas.