El Home Office se ha convertido en los últimos días en una de las recomendaciones que más se escuchan por parte de los gobiernos de los distintos países afectados por el coronavirus y por parte de las autoridades sanitarias. Frenar la expansión del Covid-19 es una prioridad para todos que empieza, además de por seguir a rajatabla las recomendaciones higiénicas dadas, por evitar las aglomeraciones de gente. Eventos suspendidos, centros educativos cerrados y fomentar el trabajo desde casa para que en las oficinas haya el menor número de gente posible. A menos personas juntas, menos riesgo de aumentar el número de infectados.
Sin embargo, convertir el lugar en el que se vive en el lugar desde el que se trabaja no es el paraíso en pijama que mucho se piensan. Para que funcione conviene tener en cuenta ciertos aspectos y, en la medida de lo posible, intentar aplicarlos. La rutina y la disciplina son clave. Esta es la base de consejos que dan quienes cuentan con años de experiencia a sus espaldas de teletrabajo:
- Marcarse un horario y cumplirlo: uno de los mayores peligros de trabajar desde casa es que los horarios se difuminen. Si la jornada habitual es de 9 de la mañana a 6 de la tarde, con una hora de descanso para comer, que siga siendo así. Es algo que no siempre es fácil porque no todos los jefes lo entienden.
- Establecer un espacio de trabajo diferenciado: en la medida de lo posible y siempre que las dimensiones de la vivienda lo permitan, conviene diferenciar cuál es el espacio de trabajo para, una vez finalizada la jornada, echar el cierre y desconectar.
- No perder tiempo con las tareas del hogar: nada de poner la lavadora, barrer esa pelusa que se ve en la distancia o barrer. Son tareas que pueden llevar poco tiempo, pero que suman minutos perdidos que acaban haciendo que se alargue la jornada.
- Hacer que los demás entiendan que se está trabajando: quienes trabajan desde casa y no están solos suelen tropezar con el hecho de que no todo el mundo es capaz de entender el concepto y las interrupciones se suceden.
- Salir y volver a entrar: para un Home Office puntual no es necesario, pero si la situación se alarga siempre viene bien marcarse una rutina que implique no quedarse en pijama todo el día y salir, aunque sea a comprar el pan o dar un paseo, justo antes de comenzar la jornada.
- Evitar distracciones: si en la oficina el televisor no está encendido ni suena música en el ordenador, que siga siendo así. Cualquier distracción puede ser perjudicial y acabar alargando la jornada.
Estas son, a grandes rasgos, las recomendaciones que suelen darse a quienes se inician en el teletrabajo por quienes llevan ya un tiempo en esta situación. Sin embargo, todos estos consejos pierden validez cuando se tienen hijos pequeños, estos están en casa y hay que ocuparse de ellos mientras. Cumplir con las obligaciones laborales y las paternofiliales en el mismo tiempo y espacio no casan bien. En casos así solo queda confiar en que los niños tengan un día tranquilo y en que quienes están más arriba en la cadena de mando tengan empatía.
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